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Colesterol y riesgo cardiovascular


Las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de muerte en los países desarrollados, y una causa mayor de morbilidad y pérdida de calidad de vida relacionada con la salud. La gran cantidad de efectos secundarios que se derivan del uso de la medicina convencional en el tratamiento y prevención de problemas cardiovasculares, hace que sea necesaria la búsqueda de otras opciones terapeúticas eficaces y a la vez inocuos para la salud humana.

Entre las reacciones adversas más frecuentes de los fármacos utilizados para controlar el colesterol destacamos: Mialgias (dolor muscular) miopatías, miositis, rabdomiolisis (destrucción muscular, asociada en ocasiones a insuficiencia renal), pérdida del cabello, dolores de cabeza, incremento de las transaminasas hepatitis, trombocitopenia, edema periférico, estreñimiento, dolor abdominal, nauseas, vómitos, insomnio, cefalea, depresión,...

Factores de riesgo

A pesar de la emergencia de nuevos marcadores de riesgo cardiovascular, los principales factores de riesgo cardiovascular siguen siendo los mismos identificados hace varias décadas.

  1. Dislipemia: La hipercolesterolemia es uno de los principales factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular. Diversos estudios han mostrado una relación continua y gradual entre la colesterolemia y la mortalidad por cardiopatía isquémica. Además, la reducción de la colesterolemia produce una disminución de la incidencia y mortalidad por cardiopatía isquémica y enfermedad cardiovascular en general, tanto en prevención primaria como en prevención secundaria (Labarthe, 1998)

  2. Hipertensión arterial: La elevación de la presión arterial se asocia a un aumento de la incidencia de enfermedad cardiovascular, incluso cuando las elevaciones son ligeras.

  3. Tabaquismo: El consumo de tabaco constituye uno de los principales riesgos para la salud del individuo, incluyendo la salud cardiovascular, y, además, es la principal causa de morbi-mortalidad prematura y prevenible en cualquier país desarrollado (U.S. Department of Health and Human Services, 2004).

  4. Alimentación: La relación de los componentes específicos de la dieta con las enfermedades cardiovasculares está bien establecida, fundamentalmente con la aterosclerosis y la hipertensión arterial y, por tanto, con la enfermedad isquémica del corazón y la enfermedad cerebrovascular, respectivamente. Diversos estudios han puesto de manifiesto que la reducción de la ingesta de ácidos grasos saturados (de 12 a 16 átomos de carbono), y en menor medida del colesterol de la dieta, produce una reducción de los niveles de colesterolemia, y que esta disminución (especialmente de los niveles de cLDL) reduce el riesgo de padecer enfermedad isquémica del corazón (World Health Organization, 2003; Rodríguez Artalejo et al, 2006 2; Lichtenstein et al, 2006).

  5. Sobrepeso y obesidad: Se ha descrito un incremento continuo y gradual del riesgo relativo de mortalidad conforme aumenta el índice de masa corporal (IMC: peso en kg/talla en metros) (Manson et al, 1995)3.

  6. Sedentarismo: La relación entre la actividad física y la salud es clara. En los estudios que examinan el nivel de actividad física necesario para obtener beneficio cardiovascular, se evidencia un gradiente continuo de beneficio a lo largo de un amplio rango de niveles de actividad (Pate et al, 1995). Además, se conocen bien algunos de los mecanismos de la relación entre la actividad física y la enfermedad cardiovascular (Thompson et al, 2003; Elosua, 2005). La falta de actividad física también se asocia a mayor riesgo de diabetes mellitus tipo 2, osteoporosis, depresión, y algunos tipos de cáncer, en especial de mama y colon (Internacional Agency for Research on Cancer, 2002). Por último, la actividad física desempeña un papel fundamental en la prevención y control del exceso de peso corporal (Fogelholm y Kukkonen-Harjula, 2000).

  7. Consumo de alcohol: En distintos estudios se ha observado que un consumo elevado de bebidas alcohólicas se asocia a presión arterial más alta. Asimismo, el consumo de alcohol se asocia a una mayor tasa de mortalidad cardiovascular en bebedores excesivos (Shaper, 1990).

  8. Diabetes mellitus: La diabetes mellitus es un importante factor de riesgo de cardiopatía isquémica y de ictus (Labarthe, 1998).

Tratamiento Natural:

Entre los tratamientos naturales que existen en la actualidad, los que merecen mayor atención por nuestra parte son los policosanoles, fitoesteroles, fitoestanoles y la levadura roja de arroz.

  1. Policosanol: El policosanol es una mezcla de substancias serosas que generalmente se obtiene a partir de la caña de azúcar. Contiene aproximadamente 60% de octacosanol, junto con muchos químicos relacionados.

  2. Fitoesterol y fitoestanoles: Esteroles naturales de origen vegetal con una estructura química muy similar a la del colesterol. Los fitoesteroles encuentran en la soja, almendras, nueces. Los fitoestanoles están en menor proporción que los fitoesteroles en el reino vegetal. Se encuentran en la pulpa de los árboles como el pino, los cereales, especialmente trigo y maíz y en aceites vegetales como el aceite de oliva y maíz.

  3. Levadura roja de arroz (Monascus purpureus): Su nombre común es levadura roja del arroz y también se la conoce como: Hong-Qu, Xuezhikang o Zhitai. El Sus principios activos son: monacolin K (mevinolin), esteroles, ácidos grasos no saturados e isoflavonas.

  4. Actividad física: son muchos los estudios clínicos que demuestran que la práctica de actividad física diaria, regular, mejora el perfil lipídico. El ejercicio aeróbico consigue bajar el colesterol malo (LDL) y aumenta el colesterol bueno (HDL). lo mínimo recomendable sería realizar 30 minutos al día 3-4 días a la semana.

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